domingo, 27 de marzo de 2011

Reunión 4

23 Marzo

Hoy nos hemos reunido para seguir avanzando en el trabajo de grupo, además de para organizar las visitas a los centros. Nos hemos repartido la búsqueda de información sobre algunos apartados más, de formas que podamos trabajar más rápidamente cuando volvamos a reunirnos. A mí me ha tocado la estructuración de la iniciativa social, así que cuando llegué a casa me puse a buscar en internet. Fue una reunión productiva, en la que trabajamos bastante, la verdad.

lunes, 14 de marzo de 2011

Reunión 3

(Jueves, 10 de Marzo)

Nos reunimos y nos organizamos por parejas para aunar la información que hemos ido buscando a lo largo de la semana. Hemos elaborado el marco teórico casi entero. Nos hemos sentido un poco perdidos con tantísima información (llegó un momento en que me había leído tantos prospectos de medicina que creía que me había equivocado de carrera). Hemos acotado mucho nuestro trabajo, porque es un campo tan amplio que, si no, no íbamos a dar abasto. Ha sido un día muy constructivo: hemos aprendido un montón y hemos trabajado mucho y muy bien. Tuvimos un pequeño malentendido, pero lo solucionamos en seguida. Ha sido agradable el clima de trabajo, y estoy tan enfrascado en el tema que apenas me di cuenta de cómo voló el tiempo. Siento que estoy aprendiendo una barbaridad, porque hasta la fecha no tenía mucha idea acerca de ese ámbito de intervención.
Por otra parte, estoy deseando que lleguemos al punto de la intervención del educador social, porque no hay nada de nada hecho antes: es un campo en el que los educadores no intervienen, sólo se trata médica y psicológicamente. Eso da un campo de posibilidades impresionante, y ya tengo un montón de ideas de líneas de intervención en la cabeza. Me entusiasma poder pensar por mí mismo cómo intervenir en algo, sin tener nada de referencia, ni ningún autor que seguir o que criticar. Me veo creciendo como futuro profesional. Y al resto del grupo también: me encanta trabajar con ellos.

domingo, 13 de marzo de 2011

El ciclo de la violencia

La violencia tiene un ciclo. Es curioso la cantidad de cosas en la vida que funcionan cíclicamente. Y es curioso que, a pesar de que no existe una delimitación de los perfiles de maltratador y maltratado (cualquiera puede ser maltratador y cualquiera puede ser maltratado, sin importar la clase social, ni el nivel de estudios, ni el tipo de trabajo que desempeñan), y sin embargo, el ciclo siempre suele ser el mismo. Fase de acumulación, fase de agresión, fase de  arrepentimiento. Y otra vez fase de acumulación, otra vez la agresión y otra vez el arrepentimiento. Se dijo en clase que al final, la mujer (porque normalmente suele ser una mujer la agredida) ni siquiera ama a su marido, que no lo deja porque le tiene miedo, no por amor. Yo creo que, a veces, será así como suceda. Pero creo que, en gran parte de las ocasiones, existe un “enganche emocional”. No estamos educados en la afectividad. Cada uno se enfrenta a las relaciones afectivas como puede: a veces como aprende en casa que se hace, a veces lo hace como lo hacen sus amigos, a veces como ve en las películas. Pero realmente no sabemos.
Y eso repercute, por un lado, en los maltratadores. Los habrá que maltraten por sadismo, pero la mayoría lo hacen porque (pobrecillos), no conocen otra forma de establecer relaciones de pareja. Y no digo (jamás) que eso los justifique.
Por otro lado, las maltratadas, se “enganchan” de sus maltratadores. También estoy convencido de que en ningún caso son culpables por ello (faltaría más), pero es que tal vez tampoco estén educadas para establecer relaciones sanas. Tal vez, inconscientemente, necesiten de esa figura dominante y violenta, para referenciarse a sí mismas en la relación. Y esto es lo más triste de todo. Cuando llega la tercera fase, del perdón y arrepentimiento, todos nos preguntamos “¿Pero por qué vuelve con él?”. Y sin embargo, gran parte de ellas lo hace. Porque no conocen otro tipo de relación, por temor al sentimiento de fracaso en su vida familiar, por miedo a las represalias… Porque no saben establecer otro tipo de relaciones.
Y lo más peligroso de todo no es que no se eduque en una afectividad sana, sino que se educa en una afectividad enferma. En Crepúsculo, taquillazo que causó furor entre adolescentes (justo cuando se empiezan a establecer las primeras relaciones afectivas como pareja), ella pretende terminar con su vida, volverse vampiro, para estar con él toda su vida. Pretende renunciar a su identidad, su familia, su vida, tal cual, por su pareja. Y todas las quinceañeras encantadas. En la realidad pasa lo mismo, sólo que además él es un chupasangre en el sentido más negro de la palabra, no un príncipe azul con colmillos largos.
Y esa educación en una afectividad sana, en la adquisición de una serie de herramientas (empezando por la más básica: la autoestima), en la normalización de unos patrones relacionales sanos y constructivos por encima del amor posesivo, ególatra y egoísta que se patrocina a golpes de películas, novelas y series de televisión… no existe.
Creo que estamos enfocando todo el tema del maltrato y la discriminación de la mujer desde el ángulo equivocado. Las medidas compensatorias, como dije en un post anterior, acaban pasando factura, y no surten efecto. En lugar de ello, educación en la afectividad. Que nos hace falta a todos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Mayores

La exposición del grupo de 3ª edad me hizo plantearme un debate personal, que me llevé a casa y arrastré durante días. Se decía en clase que algunas personas mayores se sentían solas, que no tenían quienes las cuidaran, ni quienes les dieran cariño. Se dijo también que en las residencias y hospitales, lógicamente, los médicos o los educadores/trabajadores sociales encargados de atenderlas no tenían tiempo para irse parando media hora en cada habitación a escuchar lo que cada uno de los mayores tenía que contarle.
Y yo veía una enorme incongruencia en todo esto. Quiero decir, si se ha detectado como una necesidad imperante el cubrir la afectividad de este colectivo en concreto (bien mediante el acompañamiento, la escucha o incluso las muestras de cariño físicas) ¿por qué nos empeñamos en no cubrirla? Sé que siempre andamos estrechos de presupuesto y que “contratar a una persona sólo para que dé besos” no es la solución. Sin embargo, yo voy más allá.  En todo el esquema del trabajo social (en sentido amplio del término), aprendemos a usar la afectividad de las personas: tiramos de los lazos de cohesión de los grupos, aprendemos a erigirnos como referentes conductuales de los menores a partir de una conexión socioafectiva, y mil ejemplos más. Y sin embargo, mantenemos la intervención o la ayuda en el campo de la afectividad al margen de todo. Está claro que las personas necesitamos establecer una serie de ligazones emocionales y relacionales con el resto de personas. Lo han dicho los TS, los ES, los psicólogos y los sociólogos. Y sin embargo, nadie mete la mano ahí.
Y ahí es donde entra mi propuesta de “línea de actuación”. Si queremos ofrecer un apoyo íntegro a las personas que lo necesiten, debemos cubrir también la parte afectivo-emocional. Porque va en la esencia de la persona. Sé que es complicado, que pinchar justo en ese nervio puede hacer saltar las críticas de todos los campos con los que trabajamos: es difícil no entrar a manipular ni condicionar la forma de sentir de la persona. Y además, puede crear un lazo tan fuerte que nos mantenga cogidos (y nada de implicación emocional, acordaron hace años los entendidos de nuestro trabajo). Podemos, si lo hacemos mal, incidir en la libertad de la persona, o crear dependencia de nuestra persona o nuestra relación. Y sin embargo, es necesario. Yo lo percibo como necesario.
Es complicado, y no hay dinero para ello. Pero así se empieza siempre, ¿no?

martes, 8 de marzo de 2011

Día de la Mujer

Hoy es 8 de Marzo, Día de la Mujer. Mañana es 9 de Marzo, y no es el Día del Hombre. Ni pasado. Ni al otro.
Hoy ha llegado un profesor a clase y ha dicho “felicidades a todas las mujeres”. Me he quedado a cuadros. ¿Felicidades por ser mujer? ¿Volvemos a situar diferencias sociales en elementos incontrolables, como el sexo? Me sonó tanto a “felicidades por ser de raza aria” que no pude evitar reírme.
Estoy cansado de las políticas compensatorias. A ver si nos enteramos, que la igualdad no se logra pisando a nadie. Ni mujeres, ni hombres, ni perros. Que ya se nos contaron que uno de los dos era peor que el otro, y las mujeres escaparon fatal. ¿Ahora qué? ¿Al revés? Porque estoy hasta las narices de los discursos embristas, de que me digan que las mujeres sacan mejores notas que los hombres en la universidad, que somos terriblemente culpables por cobrar más que ellas en el mismo puesto de trabajo… Y así una larga lista. Llevamos con esas políticas compensatorias años, y no funcionan. Y nosotros (ellos y ellas) erre que erre.
Y esa es otra: el lenguaje sexista. Como si las palabras pudieran emitir juicios de valor. Me considero un amante de los libros y de todo lo relacionado con el arte de escribir y leer, y siento pena por el pobre lenguaje. Los y las salvajes y salvajas que esgrimen esos argumentos maníos sobre lo crucial que es decir “persona que practica deporte” en vez de “deportista”. Una de mis luchas personales es en pro de la igualdad. Pero por ahí no paso. El lenguaje está al servicio del hombre (y la mujer), y debemos usarlo como lo que es: una herramienta. A veces los elementos se vacían de contenido. Pasa con todo: con los elementos identitarios (como el flamenco), con los actos religiosos (casarse por la Iglesia), con las tradiciones… Con el lenguaje también. Y cuando yo digo hoy “azafata”, sé perfectamente que puede ser un chico o una chica, y para nada tengo esa imagen mental de “es azafata, así que es un puesto de trabajo para las mujeres”.
Que es hora de enterarse ya que dualizar y “hacer equipo” nunca fue bueno. No se trata de “ellas” y “ellos”. Se trata de personas.
Y que, como dije en clase, me siento casi obligado a tener que pedir perdón. Perdón por tener pene.

martes, 1 de marzo de 2011

Reunión 2

Hoy hemos ido a ver a Jose a tutoría. Yo ya sabía lo que nos iba a decir, "que él no puede resolvernos el problema", porque es un problema de decisión del grupo. Lógicamente es una decisión que debemos tomar nosotros. Al salir hemos hablado y hemos decidido hacer una visión panorámica de la salud mental, y después centrarnos en dos elementos concretos: el suicidio y las fobias/ ansiedad. La verdad que nos veo un poco perdidos, porque las enfermedades mentales es un tema totalmente desconocido. Quiero decir, con mayores ya tenemos experiencia, con niños y adolescentes ni te cuento, con sin techo, drogodependientes incluso, pero... ¿salud mental? Ni la hemos tocado.
Sin embargo, estábamos muy ilusionados. El tema cada vez nos gusta más, y las propuestas de suicidio y fobias nos atraen (para estudiarlas,¡por supuesto!).
Mañana hemos quedado para estructurar el trabajo después de clase. Y, la verdad, me muero de ganas por empezar.